Por IVÁN ORÉ CHÁVEZ 18.07.2020 @REALBIOPOLITICA
Uno de los principios de la realbiopolítica consiste en la doble
naturaleza del poder donde el placer y el miedo acuñan las dos caras de una
misma moneda. Al respecto nos ayudará a
entender este principio la investigación de la doctora Mercedes Murillo
Barroso, investigadora del departamento de Prehistoria de la Universidad de
Granada, publicada el 2020 titulada “La Metalurgia. La Revolución del Metal.
Serie Origen. Cuadernos de Atapuerca, 15”, quien es especialista en el
conocimiento de las primeras etapas metalúrgicas de la península ibérica, las
representadas en las culturas almerienses de Los Millares y El Argar. La
investigadora nos dice lo siguiente: «Es
difícil imaginar un mundo sin metales, y muy pronto los seres humanos
descubrieron sus propiedades, primero como pigmentos, después como adornos y
enseguida como instrumentos y armas -destaca Murillo-. El conocimiento del
metal da origen a buena parte de las divisiones de la Prehistoria: Edad del
Cobre, Edad del Bronce o Edad del Hierro. Incluso, mucha gente resume la época
actual con el nombre de un metal, la Edad del Silicio, básico en todos los
electrodomésticos, en móviles y ordenadores… El oro, la plata o el cobre y el
bronce se difundieron por Europa para dar visibilidad a las incipientes clases
sociales que se estaban conformando. Las élites buscaron el comercio de metales
para distinguirse y mostrar su estatus y sólo de manera tardía el metal
sustituyó a la piedra y las armas de bronce desplazaron a la madera y a las
puntas de pedernal. Con el uso del hierro para clavos y arados, se impulsó la
economía y se desarrollaron las ciudades… La transformación de los minerales
responde por consiguiente a decisiones y conflictos sociales y no a necesidades
técnicas o defensivas, aunque con el paso del tiempo los herreros se
convirtieron en personajes muy valorados y con sus productos la violencia y los
imperios se extendieron por el mundo».


En la Edad del Bronce donde surgen los primeros reinos, bajo una
estructura política simple formada por la casa reinante, la burocracia palatina
de escribas y el pueblo. Estos reinos no pudieron constituir grandes Imperios,
solo confederaciones inestables de ciudades Estados como en el caso de Sumeria
y la Grecia Micénica, o Estados pristiños reducidos a un ámbito geográfico
especifico, como el Egipto Nilótico. Posteriormente los reinos de la Edad de
Bronce son derribados entrando el mundo conocido en el oscurantismo.

Pero hay otras “edades” que nos ayudaran a entender los sucesos siguientes
y actuales. La Edad del Acero en el siglo XIV dio lugar a la aparición de los
primeros Estados Nación que bajo la idea monárquica de unidad acabarían con
toda la estructura feudal anteriormente mencionada mediante las “grandes
guerras”, quedando prácticamente sin la base de su poder originario. Para ello
los monarcas absolutistas crearían un aparato burocrático que daría nacimiento
a la res-publica y se sostendrían en una infraestructura industrial militar que
por su propia expansión daría lugar a los grandes Imperios coloniales, los
cuales al enfrentarse entre sí en las guerras mundiales ocasionarían la caída
de las grandes monarquías absolutistas y el emerger de las Repúblicas. El acero
forjó los primeros grandes Imperios coloniales de alcance ultramarino
transcontinental, y también forjó la posterior parcelación planetaria en
Estados Republicanos asociados en la Organización de las Naciones Unidas.
Si seguimos la ruta lógico histórico trazado en esta hoja de ruta,
faltaría solo una nueva Edad de algún componente metálico que forje otro nuevo
Imperio para después desmoronarse en una feudalización tecnológica. Pero este
orden podría ser alterado por una elite con sólidos conocimientos de la
realbiopolítica y que cuente con los recursos necesarios para tal fin.
Esta sería la Edad del Sicilio que engendraría una bestia diferente en
extremo a todas Las demás. Entendiendo esto resulta predecible que todo
aquellos que se nos hace ver como catástrofes inesperadas (pandemias,
bancarrotas, desorden mundial, Estados fallidos) no son sino fases de la
demolición controlada de la infraestructura financiero industrial actualmente
en proceso de desmantelamiento. La Edad del Silicio va a dar lugar a la caída
de los Estados soberanos y la imposición de una Única Tecnodictadura Mundial de
alcance planetario.
El regocijo ornamental de la metalurgia prehistórica dio lugar al
aparato militar de los grandes imperios, y la industria del ocio de la era
digital dará lugar al control efectivo sobre enormes masas de población. Puede
que la metalurgia sea vista como la victoria del ser humano sobre la materia,
pero lo que se viene ahora será llanamente el fin del juego.