EL
MISTERIO DEL ABANDONO DE TIKAL: UN 5G MAYA
Por Iván Oré Chávez 13.07.2010
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Ubicada en el actual norte de Guatemala,
Tikal fue una de las mayores ciudades de la civilización maya que se remonta a
inicios en el siglo III a. C. alcanzando su apogeo en el siglo III D.C. hasta
su declive en el siglo IX d. C. Para el año 1000 ya era una ciudad fantasma
reclamada por la selva. Un equipo multidisciplinario de científicos ha
descubierto el misterio del abandono de Tikal: Mercurio y aguas amargas por
algas.
Se había teorizado que eran las
sequias del siglo IX el factor causante del despoblamiento de Tikal, sin
embargo sus suelos en esta época eran extremadamente fértiles enriquecidas por
la actividad volcánica de la región. Pero sus depósitos de agua más que
reservorios vacíos, eran pozos que incubaban una combinación de tóxicos metálicos
pigmentarios y tóxicos de origen orgánico que volvían amargas las aguas
almacenadas. A esto se suman las altas concentraciones de cianobacterias, mercurio
(85%) y azufre (15%) hallado en los depósitos del palacio y templo de Tikal, es
decir en el mismo centro de esta antigua ciudad. Los depósitos de agua más
distantes de la ciudad tenían niveles más bajos de mercurio. La procedencia de
estos metales tóxicos provenía del cinabrio, un pigmento decorativo rojizo de
origen volcánico compuesto de sulfuro de mercurio usado para adornar las
paredes de yeso de sus edificios, objetos de barro y demás objetos. Las
tormentas arrastraban estos pigmentos hacia los depósitos donde se sedimentaban
en el trascurrir de los años.
Las algas verdeazuladas Planktothrix
y Microcystis también llamadas cianobacterias, viven en los depósitos de agua
donde secretan sustancias toxicas cuyo amargor no desaparece con la ebullición,
la cual mata al alga, pero no neutraliza el neurotóxico ni las hepatoxinas
productos de su metabolismo celular. Las abundantes floraciones de estas
cianobacterias volvían inservibles las aguas.
Aunque no hay que desestimar la
confluencia de factores económicos, políticos y sociales llevó al abandono de
la ciudad y demás poblados dependientes de Tikal, la estación seca prolongada
con escasas lluvias seguido de una estación pluvialmente torrencial
dificultaron los problemas para conseguir agua. Pero el clima y las crisis
durante la historia de Tikal no es una novedad.
Los depósitos de agua en el
centro urbano de Tikal hacían la función visual de espejos de agua para
reflejar las colosales estructuras, por lo que su mantenimiento pictórico debía
ser constante, aun más en la época de lluvias. Esto lleno de más toxinas de
mercurio y azufre los reservorios de agua.
El color rojo brillante del
cinabrio evocaba la vida, por ello también se usaba en los entierros
mortuorios, los diversos tonos eran conseguidos combinándolos con óxido de
hierro, mientras crecía la ciudad, más grandes eran sus monumentos, más
cinabrio necesitaban para decorarlos y sus pozos se vertían con más
neurotóxicos sumando los de origen orgánico.
En el siglo -IV AC Tikal
construye sus primeras pirámides y plataformas. En el siglo – I AC se
evidencian sus primeras sepulturas para potentados. En el siglo III se funda la
dinastía de Tikal mientras sucede la decadencia de las demás ciudades mayas. En
el 317 ocurre una crisis dinástica y la reina debe hacerse cargo del poder. En
el 360 gobierna Gran Garra de Jaguar quien construye la acrópolis de Tikal magnificando
aún más su arquitectura monumental, siendo asesinado en el 14 de enero de 368
en una batalla donde fue vencido por un ejército enviado desde Teotihuacán liderado
por un “Señor del Occidente” cuyo nombre era Nace el Fuego quien contó con el
apoyo de una facción nobiliaria de la misma corte de Tikal. Con Gran Garra de
Jaguar se extinguió la dinastía nativa de Tikal, siendo reemplazada por otro
linaje iniciado por un niño de nombre Primer Cocodrilo, hijo de Nace el Fuego,
instalado como décimo rey de Tikal, que se volvió un Estado satélite de
Teotihuacán, con cuyo apoyo logro expandirse hasta volverse un Imperio que
dominaba un territorio de 25 kilómetros a la redonda. En el 562 Tikal es
derrotada por el rey de Calakmul, como consecuencia de ello, su rey es
capturado y sacrificado (antropofagia para absorber su poder), las construcciones
monumentales se paralizan, su población trasladada forzosamente y sus reyes
exiliados en la corte de Palenque. En el 629 el rey de Tikal intenta levantar
cabeza nuevamente, y funda Dos Pilas colocando a cargo de este puesto de
avanzada a su hermano el 635, el que es atacado por Calakmul en el 655,
reinstalándolo como vasallo y venciendo a Tikal en el 657 obligando al rey a
abandonar su reino. En el 672 el rey de Tikal retoma el control de su ciudad y
expulsa a su hermano de Dos Pilas. El 682 el rey de Tikal, Ah Cacao, derrota
definitivamente a Calakmul y erige el primer monumento en Tikal después de una
inactividad monumental de 120 años. En el año 700 Teotihuacán es arrasado
después de una larga agonía política, pero Tikal prosigue intensificando aún
más su plan urbano monumental, frenetismo constructor que se prolongó aun
durante todo el siglo VIII y IX.
En el año 810 se erige el
último de los grandes templos pirámides de Tikal. El 830 Tikal empieza a perder
población. El 849 los jefes de poblados satélites de Tikal actúan de facto con
independencia respecto a Tikal. El 869 Tikal lanza su último intento de
restaurar su hegemonía, con resultados frustrantes. Por el 889 los Estados satélites
independizados de Tikal también terminan colapsando tras erigir sus últimos
monumentos. En el año 900 los ciudadanos de Tikal abandonan la ciudad, que es
invadida por ocupantes en busca de vivienda dándole a la otrora gran ciudad el
uso de una aldea. En el 950 Tikal dejo definitivamente de ser una ciudad, solo
habían chozas implementadas entre las ya entonces ruinas. En el año 1000 no
quedaba ni un aldeano en Tikal. El siglo IX las ciudades mayas caen una tras
otra, sus poblaciones se concentran en los centros urbanos para después
desplomarse.
Tikal sobrevivió mientras no
fue un Imperio, pero se sintió obligadamente justificado a convertirse en uno.
Debe agradecerles por sobrevivir más a sus enemigos que a sus poderosos aliados.
El boom constructor de Tikal durante dos siglos seguidos sin descanso, les
trajo su propia ruina. En ningún momento sospecharon que sus actividades u
omisiones envenenarían sus propios reservorios de agua, más bien se vieron
estimulados a seguir “creciendo” sin detenerse a pensar en los efectos
perniciosos de envenenarse con cinabrio o dejar que en sus pozos proliferen las
bacterias neurotóxicas. No cuesta imaginarse la incómoda situación de algún
tikalense alertando a sus conciudadanos de los peligros de elevar torres y pintarlas
alegando que hacer eso envenenará a las personas. Y no sorprendería que ninguno
de ellos haya recordado, al menos voluntariamente, esta advertencia al momento
de abandonar definitivamente su ciudad. Pero así como creían en la necesidad de
sacrificios humanos incorporados al menú con el pretexto de mantener el orden
cósmico, las muchedumbres oscurantistas de hoy creen en la necesidad de
sacrificar su libertad por una gripe desviando la mirada cuando sus gobiernos
sabotean sus propios centros de salud.
Una elite con este conocimiento
básico estaría presta a controlar la situación. No por gusto en estos momentos
las inversiones de varios magnates globalistas están dirigidas a empresas
dedicadas a implementar con torres de tecnología 5G las grandes ciudades,
mientras también invierten su dinero en empresas biotecnológicas destinadas a
curar el cáncer. A la par de esto, varios sacerdotes científicos de la elite se
muestran mediáticamente para desmentir esta relación tachando de oscurantistas
fanáticos a los advertidores, esos tumbadores de antenas.
Quizá debamos entender que toda
civilización, sea pequeña o grande, termina declinando justamente por aquello a
lo que se jacta como principal manifestación de su grandeza. Literalmente el
hombre termina envenado en su propia magnificencia.
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