EL 38 CONGRESO SIONISTA DEL 2020. PREPARANDO EL CAMINO
A QUIEN HA DE VENIR.
Por Iván Oré 1.11.2020 Facebook @realbiopolitica
El nuevo orden mundial se está perfilando cada vez
más. El 20 de octubre de 2020 se inauguró el trigésimo octavo congreso sionista
que fue por primera vez llevado de manera virtual en los 120 años de su
historia. Abrieron la reunión Reuben Rivlin y Benjamin Netanyahu, presidente
del Estado de Israel y su premier respectivamente. Este congreso sionista ha
mostrado a diferencias de los anteriores, un divisionismo marcado entre dos
bloques, por un lado, la facción mayoritaria unida en la coalición derecha-ultraortodoxa
y por otro la facción centro izquierdista, han impedido llegar al consenso que
por más de un siglo han tenido los distintas movimientos de este conclave
sionista sobre cinco puntos representado en cada una de estas comisiones:
Aliah, nombre que recibe la inmigración judía a la Tierra de Israel, La
Educación Judía Sionista, los Movimientos juveniles y la Inclusión. La intermediación para evitar
que el congreso sionista se frustre fue obra de las negociaciones promovidas
por las organizaciones
apartidistas como Wizo, Naamat, Hadassa, Bnai Brit y la Federación Sefaradí
Mundial quienes lograron impregnar al sionismo del siglo XXI una marca
inclusiva desde factores tales como la etnicidad, la orientación sexual y la
igualdad de genero en sincronizada con la agenda globalista de la elite illuminati.
Un segundo punto que llama la atención es el discurso
de clausura que brindo el afamado filósofo Bernard Henri Levy sobre el futuro
del sionismo. Bernard Henri Levy tiene su origen en una familia sefardita
trasladada a Francia en el año 1954. Fue formado en el Instituto de Estudios
Políticos de París y en la Escuela Normal Superior en 1968 bajo la catedra de Jacques
Derrida y Louis Althusser, consiguiendo notoriedad en 1976 como joven fundador
de la corriente denominada la de “los nuevos filósofos”, la cual se caracterizo
por ser una reacción a los dogmas de la izquierda radical de la revolución de
mayo de 1968. En 1985 fue parte de la lista de peticionantes a favor de que los
Estados Unidos den su apoyo a los Contras de Nicaragua, grupos paramilitares de
extrema derecha. Desde 1993 preside el Consejo de Supervisión del canal de
televisión estatal francoalemán Arte - Asociación Relativa a la Televisión
Europea – al cual se han sumado otros países del continente. Anne Applebaum, Premio
Pulitzer y columnista de The Washington Post bajo el titulo “Los goles de
Francia en Libia se acercan un poco más a casa” nos dice: “Ningún consultor
astuto acecha entre bastidores. Al contrario: El hombre que presentó a Sarkozy
a los rebeldes de Bengasi no es otro que Bernard-Henri Levy, un filósofo pop
tan francés que no puedo pensar en un equivalente estadounidense. Simplemente
no tenemos filósofos que se desabrochen las camisas, se casen con actrices
rubias y tomen partido, con entusiasmo, en las guerras en Bangladesh, Angola,
Ruanda, Bosnia y más allá. Al ponerse del lado de la súplica emocional de Levy
de una intervención humanitaria, una decisión que sorprendió incluso a su
ministro de Relaciones Exteriores, Sarkozy claramente cree que podría compartir
algo del glamour del filósofo… En interés de lo que queda de la solidaridad de
la alianza, ningún miembro de la OTAN vetó la operación libia, que fue impuesta
a la organización por el presidente Obama. Pero Alemania y Turquía, dos pilares
históricos de la alianza, se opusieron con vehemencia y públicamente. Muchos
otros están furiosos en silencio. Según el relato de una fuente, Sarkozy acordó
poner la operación bajo una bandera de la OTAN solo después de que la Casa
Blanca amenazara con retirarse por completo. Al parecer, había asumido que el
ejército de los Estados Unidos seguiría financiando una intervención que él
dirigió”. El patrimonio de Bernard-Henri Lévy en
el 2004 ascendía a 150 millones de euros como propietario de sociedades de
gestión de patrimonio, inmobiliarias y financieras, el origen de esta fortuna
proviene principalmente de la herencia de sus padres y de inversiones bursatiles.
Esto nos
grafica lo definitivamente influyente que este peculiar filosofo sionista fue
durante su visita a Bengasi para inclinar el apoyo “solidario” del presidente
francés Nicolas Sarkozy para con los rebeldes de Libia en los
operativos de 2011. Estos sucesos donde no hay que descartar el manejo bajo
bambalinas de los agentes sionistas, truncaron el proyecto del gobierno libio
de Muamar el Gadafi de crear una potencia hegemónica en el Mediterráneo que
resucite el Imperio de Cartago. Imperio que tendría por sustento el dinar de
oro respaldado por el emporio petrolero norafricano. Un hegemón así, hubiera
amenazado el poder militar de la OTAN y desestabilizado el proyecto sionista
del Gran Israel, necesario para materializar el tiránico sueño sionista de un
super Estado que sirva de albergue embrionario al que ha de venir. El resultado
de la intervención militar en Libia fue el asesinato de Gadafi y la
fragmentación del país en diversas unidades políticas enfrentadas y/o aliadas
entre si que han convertido al antes prospero país en un Estado fallido.
Es aquí donde entra un tercer factor, la participación
de los ultraortodoxos o también llamados jaredíes en el proyecto sionista en alianza
con la ultraderecha sionista formando un bloque dominante en el congreso
sionista del 2020. Los ultraortodoxos
nunca habían participado antes del congreso sionista. Los judíos ultraortodoxos
son los “que temen a Dios”, consideran que la Torá entregada por Dios a Moisés
en el Monte Sinaí es el código de leyes de su sociedad, la cual tiene su propia
cultura encapsulada dentro de los países donde habitan, contando scon sus
propios diarios, barrios, ciudades, comercios, escuelas y hasta partidos
políticos. Es por eso por lo que en base a su sistema de creencias rechazan el
sionismo en el sentido de que son contrarios a un Estado que emita leyes que
coexistan con la ley masorética de la Torá, por lo que también se contraponen
al ateísmo y al socialismo. Su presión es tanta que el Estado de Israel
renuncio a legislarse una Constitución rigiéndose por “leyes fundamentales”
complaciendo un capricho semántico. Su
anti-sionismo se basa en que el Reino de Israel fue destruido por Dios como
castigo por los pecados de su pueblo elegido y dicha sanción será levantada por
Dios cuando envié al Mesías esperado como restaurador de Israel, por lo que
interferir en el plan divino mediante la Constitución del Estado de Israel es
un sacrilegio que conlleva el culto idolátrico al Estado. Ese mismo Estado
sionista que subvenciona el modo de vida ultraortodoxo mediante fondos
educativos y ayudas sociales logrados por gestión de los partidos políticos
ultraortodoxos. La quinta parte de los jaredíes residentes en Israel se
encuentra por debajo del umbral de la pobreza y en un exponencial aumento
demográfico. Ello ha logrado que los jaredíes cesen de condenar al Estado
sionista de Israel y algunos se vuelvan militantes asimilados al proyecto del
Gran Israel. Esta puerta se abrió por el rabino ortodoxo Abraham Isaac Hakohen
Kook, uno de los padres del sionismo religioso y primer rabino principal
asquenazí de la Palestina del Mandato Británico en la Tierra de Israel, y
primer Gran Rabino del Estado de Israel para quien “la colonización judía de la
tierra de Israel es el inicio de la salvación”, considerando al sionismo como
un “plan divino” dirigido por la providencia del mismo Dios, llegando a afirmar
que: “Aunque los sionistas no sean conscientes de ello, están trabajando por
acercar la salvación y la llegada del Mesías esperado”. Aunque el rabino tuvo
la constante oposición de los jaredíes ultraortodoxos, últimamente la unión de
ambas líneas, la moderada y la radical no sería un remoto suceder.
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