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sábado, 18 de marzo de 2023
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BROTES Y REBROTES: Por Natalia Prego Cancelo, especialista en medicina comunitaria.



Política
¿CÓMO SE FRAGUÓ LA PLANDEMÍA?IMPERIUM NEWS
Imperium News
PUBLICADO EN SEPTIEMBRE 20, 2020, 12:34 AM9 MINS POST VIEWS: 360
En el año 1990 estudiaba yo en la Facultad de Derecho, y tenía un compañero, Alejandro, de desbordada inteligencia y muy dado a lucirla. Evidentemente llamó la atención porque recibió la invitación a una reunión privada en El Club del Progreso. Me pidió que lo acompañe, y eso fue aceptado por los que organizaban la reunión.
Con 20 años éramos los más jóvenes allí, se nos presentó un hombre llamado William Ford, hijo de Henry Ford II, que no estaba representando la compañia, sino a la Fundación Ford, y allí nos hablaron de algo llamado la Trilateral Commission, formada por Nelson Rockefeller, y de George Soros, quien estaba negociando con Nicholas Brady la reestructuración de la deuda argentina. Nos comunicaron que el Plan Brady estaba aprobado, y que nosotros lo sabíamos antes incluso que el presidente Menem (efectivamente, la comunicación oficial fue dos meses después). Quedamos totalmente encandilados por el poder y la riqueza que nos mostraban. Alejandro lo contó en la casa de la novia, donde nos reunimos después, y la madre de esta, no lo creía. Decía que éramos unos mentirosos. Pero este le dijo: Tal día sale el Plan Brady en la tapa de Clarín, y así fue, así que la señora se calló, y se asustó.
En sucesivas reuniones fuimos conociendo los intereses de este grupo. El Fondo de Soros (19500 millones de dólares de capital) junto al de Ford (2900 millones) estaban financiando, por medio de Kurt Frieder, a un grupo de médicos (Pedro Cahn, Carlos Kambourian) para que investiguen tratamientos para el SIDA. Al Dr. Roberto Debbag lo tenían ubicado en la industria farmacéutica. Además financiaban un proyecto llamado Abolicionismo Penal, liderado por Louk Houslman, que buscaba liberar a todos los delincuentes de las cárceles. A tal fin fue contratado Eugenio Zaffaroni, que era nuestro profesor en la Facultad. En eso íbamos a trabajar nosotros. Claro que tenía una justificación altruista, no era solo liberar presos porque si, había un discurso que la cárcel producía un agravamiento de los delitos, etc.
El Fondo de la Trilateral Commission trabajaba en un proyecto para el control de la natalidad y la reducción de población mundial. Hablaban del mejoramiento humano por esterilización voluntaria y de una red llamada internet (fue la primera vez que escuché esa palabra), pero no escuché nada de Gates. La idea era que la elite económica captara una elite intelectual para algo que ellos llamaban Planetes, un mundo sin fronteras, sin Estados Naciones, dominado por una elite de supermentes, con poca población, totalmente obediente y desprovista de todo individualidad.
Argentina, por tener una clase política totalmente corrupta, iba a ser un lugar de experimentación. Financiaban tanto al partido Republicano como al Demócrata, al Peronismo y a la UCR, incluso al Partido Obrero. Para ellos, los políticos son solo marionetas de escasa inteligencia que cumplen sus designios. Dominan los medios de comunicación, e incluso las historietas de los diarios eran diagramadas por equipos de psicólogos. Tenían a su servicio a psiquiatras que trabajaron para la CIA, o la KGB, expertos en manipulación de masas y guerra psicológica. Conocían al dedillo los test de obediencia de Milgram, recuerdo especialmente un estudio de cómo el uso de máscaras faciales en detenidos quebraba la voluntad, especialmente por la despersonalización, y la ausencia de expresiones en al gente que uno observaba.
No lo hacían por dinero, no solo por dinero, se llamaban altruistas, decían hacerlo el bien de la humanidad , y protegerla de ella misma. Me costó abrirme, a mi amigo le costó más, pues estaban más interesados en él. Desde entonces se movieron en las sombras, financiaron la campaña pro aborto a través de Planned Parenthood, vacunaciones (esterilizaciones) en África (ahí apareció Bill Gates), los movimientos LGBTI, al feminismo extremo y las campañas de desmasculinización (masculinidad tóxica). Pero su fin era remodelar la sociedad, ingeniería social, por medio de una “epidemia”. Lo practicaron en el 2003, con un supuesto Coronavirus Mutante, en el 2009 con la gripe A. Fueron ensayos.
Este año lanzaron a nivel mundial la Operación Covid 19, si bien la enfermedad es menos mortal que la gripe común, el control absoluto de todos los medios de comunicación mundiales logró imponer el terror en la población, recuerden que psiquiatras militares están detrás de esto. No sé de los medios de otros países, pero en las reuniones en el Club del Progreso ya en 1990 estaban Emilio Mitre (diario la Nación), Fontevecchia (Perfil) y Magnetto (Clarín). La otra pata son los médicos. En 2016 Soros facilitó al gobierno de Macri un préstamo de 500 millones de dólares a cambio que el Dr. Debbag asumiera como Director del Hospital Garrahan. Al asumir el Kirchnerismo, Soros y Gates prometieron lograr la reestructuración de la deuda a cambio de ubicar a los doctores Pedro Cahn, Carlos Kambourian y Roberto Debbag como jefes de la crisis, e imponer una Cuarentena total con confinamiento absoluto.
La finalidad de esto es bajar la población a la mitad, destruir psicológicamente a los niños, que serán incapaces de contacto humano, formar una familia, pero si serán obedientes a la Nueva Normalidad, bajar los nacimientos y aumentar los suicidios. ¿Por que me fuí? porque me querían convencer que hay un virus en la tierra llamado Ser Humano, que la va a destruir si lo dejan, que la individualidad es peligrosa, que debe haber un solo poder mundial formado por una élite científica filosófica, y unos 100 millones de seres sin impulso a la libertad. Que los bosques, ríos y mares deben estar vedados, que los jóvenes deben entender que el amor no existe (por eso el confinamiento), es solo una estrategia de la naturaleza para lograr que te reproduzcas. Nada más, te doy la opción de Matrix, elegí. Decí que soy un paranoico, un terraplanista. Que esto es un disparate. Ajustate el bozal, dejá que a tu hijo le quemen la cabeza con miedo, perde tu trabajo, pero pensando que te están cuidando. O investigá si lo que digo es cierto, y te vas a dar cuenta que es solo el 5%. Pero cuidado, en el momento que lo hagas no hay vuelta atrás, ya no vas a poder obedecer más esta plandemia !! Dr. HORACIO RIVARA
Covid- 19: Un evento revolucionario
miciudadreal - 19 septiembre, 2020 – 08:0024 ComentariosLa temporada primavera verano del año en curso quedará grabada a fuego en los anales de la historia. Quizá como el año de la infamia; el año que vivimos peligrosamente; el año que estremeció al mundo o, por qué no, el año de la estafa a la humanidad, parafraseando títulos de novelas de Jorge Luis Borges, Juan Carlos Aragón, John Reed o Juan Alarcón.
La forma de abordar esta enfermedad vírica llamada Cobid-19 suscita interrogantes, hasta el punto que, según abundantes opiniones, detrás de los mismos estaría la intención de obtener resultados de carácter político con el fin de recortar o suprimir las libertades individuales y colectivas, hundir nuestro nivel de vida y transformar radicalmente la forma de relacionarnos con los demás, utilizando una ingeniería social desconocida, muy superior a la vivida durante la I Revolución Industrial.
La nueva normalidad se caracterizará por la inversión de los valores. Donde lo lógico no es que los enfermos se sientan mal, sino que no tengan síntomas y quieran comerse al mundo; donde los instrumentos de diagnóstico más deseados y utilizados estén desacreditados; donde encontrarse de maravilla cuando una herramienta diagnóstica no fiable se empeñe en decir lo contrario dé lugar a ser catalogado de sospechoso y poder ser encerrado por ello.
Quizá, lo que sucede es que el Covid -19, más que una enfermedad – o, además de serlo- es un evento revolucionario.
Toda revolución se sustenta en dos pilares claves: la transferencia de riqueza de unos grupos a otros y la subversión de los valores aceptados hasta entonces mayoritariamente.
Las revoluciones liberales acabaron con la inmensa mayoría de las tierras comunales pertenecientes a los campesinos –y a los indios, en la nueva América emancipada de los Bolívar y San Martín-. Establecieron el servicio militar obligatorio de larga duración causando un enorme perjuicio al sistema productivo familiar al arrancarles a los hijos varones para engrosar las filas de los nuevos ejércitos permanentes.
Los desplazamientos forzados de los desposeídos de sus tierras a los núcleos fabriles supuso el inicio de un largo camino hacia la imparable ruptura de las relaciones comunitarias, empezando por las de vecindad.
La legislación napoleónica creó el derecho de familia, encubriendo bajo la palabra derecho la destrucción legal de la familia extensa, tradicional desde tiempos remotos, e imponiendo la llamada familia nuclear. Fue el primer golpe a esta institución. Hoy, el objetivo es demolerla de forma inmisericorde.
Se nos cuenta que la burguesía desplazó del poder a la nobleza; se calla que quienes más sufrieron las consecuencias fueron los campesinos al perder sus tradicionales terrenos de labranza.
La Revolución Industrial no habría sido posible sin la demanda de bienes y servicios de un nuevo leviatán estatal desconocido hasta entonces. El impacto de la Revolución en el sector textil fue encabezado por la dimensión de los pedidos de telas, uniformes y tejidos de toda clase para pertrechar el descomunal tamaño de los nuevos ejércitos.
La Revolución Industrial necesitó mano de obra; la proveyó el campo con sus desplazados. La Revolución Transindustrial que acompañará al Covid- 19 no la necesitará, al revés. El excedente humano será enorme y fuente de posibles conflictos indeseables para las élites mundiales y mundialistas.
Por este motivo, se acrecentarán las políticas para reducir la población. Los llamados derechos reproductivos, la ideología de género y el derecho a una muerte digna serán las grandes tapaderas.
Como en la I Revolución Industrial, la transferencia de capital irá de abajo a arriba; de los pequeños y medianos capitalistas a los dominantes y de los Estados periféricos a los centrales nacidos de la nueva composición geopolítica.
De la misma manera que la I Revolución Industrial creó un cuerpo legislativo propicio a sus intereses, la Revolución Transindustrial hará lo propio. Sobrará gente, insisto; la pauperización será mitigada por un Estado tipo Cáritas, más asistencial que social. Si la Revolución Industrial trató de frenar las protestas obreras mediante métodos represivos, la Revolución del Covid -19 utilizará fórmulas más sutiles y efectivas encaminadas a controlar y condicionar el comportamiento humano; control frente a la antigua represión.
El objetivo es conseguir una “Dictadura sin lágrimas”, siguiendo la fórmula de la Sociedad Fabiana y que no tuvieron reparos en divulgar dos de sus miembros más notables y mefistofélicos: Aldous Huxley y Bertrand Russel, quien no tuvo reparo en afirmar:
“Poco a poco, mediante la cría selectiva, las diferencias congénitas entre gobernantes y gobernados se incrementarán hasta convertirse en especies casi diferentes. No veo cómo algún movimiento de rebelión interna pueda llevar alguna vez la libertad a los oprimidos bajo una dictadura científica moderna. Una rebelión de la plebe sería algo tan inconcebible como una insurrección organizada por ovejas contra la práctica de comer carne de cordero”
La OMS es un aparato dictatorial de catecismo cientifista, financiada abrumadoramente por capitales privados, cuyas resoluciones son de obligado cumplimiento por los Estados miembros.
La OMS es el paradigma definitivo del trasvase del poder a manos privadas. El máximo exponente, a día de hoy, de la “Dictadura sin lágrimas” de Huxley, que Russell tan cínicamente relató.
Las personas cuando están reunidas tienen un potencial conflictivo muy superior a cuando están dispersas. Se utilizará cuando sea necesaria la exitosa, por abrumadoramente acatada, fórmula “científica” de la pandemia, con distanciamiento interpersonal incluido.
Se implantarán políticas para disminuir la densidad de población, potenciando el retorno a zonas menos habitadas y, por tanto, muy fáciles de supervisar por la autoridad y la delación de los vecinos “solidarios”, ejemplo de la nueva ciudadanía.
A cambio de las migajas del Estado asistencial y sometido por los diferentes instrumentos de control del comportamiento, el ser humano será despojado de su racionalidad, su animalidad y, por supuesto, del sentido de trascendencia que alguna vez tuvo.
Su deshumanización le llevará a abrazar las creencias paganas más irracionales, llegando a implorar la protección de los espíritus de las aves, tal y como ya ha sucedido en ceremonias de consagración de diáconos en la llamada Iglesia católica de Australia. El Vaticano ha aceptado de hecho el paganismo panteísta para perplejidad de unos e incredulidad de otros. Mientras tanto la descristianización del catolicismo avanza imparable y con ella, la desprotección de la dignidad humana ante el nuevo valor de la Revolución Transindustrial de catecismo cientifista: el transhumanismo; la conexión del cerebro humano con los ordenadores.
Hollywood ya nos adelantó –como ha hecho otras veces- este futuro en la película Elysium y, como en ella, habrá diferentes categorías de chips para la conexión humanocerebral y ordenador, según el lugar ocupado en la nueva escala de poder; fundamentalmente habrá dos niveles: el de la élite dirigente y los demás; los niveles intermedios habrán desaparecido, prácticamente: Las dos especies preconizadas por Russell; ambas, deshumanizadas.
La racionalidad disminuida del ser humano le privará de capacidad de discernimiento. La anulación de su carácter trascendente convertirá su vida en un sin sentido. Ya no será más un animal capaz de buscarse el sustento ni de aparearse. Lo convertirán en una mascota bobalicona, feliz por recibir un terrón de azúcar de la mano de su amo, que lo castrará para evitar la última chispa de su naturaleza humana: la atracción entre hombre y mujer y el sentimiento superior que podría brotar de la misma, ya que este solo sentimiento haría posible el surgir de un imparable movimiento contrarrevolucionario.
¿Cuánto tiempo se estima que durará este proceso?: Cinco años. La experiencia de estos últimos 7 meses ha enseñado a qué velocidad pueden producirse los cambios hoy en día.
La implantación de la Nueva Normalidad estaría lista en 2.025. Justo a mitad de camino de la Agenda 2.020-2.030.
Afortunadamente, habrá más resistencia de la que esperaban
En toda epidemia hay dos variables relevantes: la contagiosidad y la letalidad. Evidentemente, si un patógeno resulta muy contagioso pero provoca una enfermedad leve, carecerá de importancia. Imagínense una epidemia que provocara una ligera diarrea o un sarpullido en una mano que desaparece en unos días. Nadie se preocuparía. Lo preocupante es que la enfermedad que provoque sea grave y cause muertes. Un patógeno muy contagioso pero poco letal carece de importancia. Un patógeno muy letal pero muy poco contagioso seguiría sin preocuparnos demasiado. En el extremo contrario, un patógeno muy letal y muy contagioso sería una pesadilla, aunque afortunadamente esto no suele ser el caso, puesto que si el patógeno incapacita o mata pronto a su anfitrión, éste no podrá contagiar a muchas personas y esa ruta de contagio se autoextinguirá pronto. El primer concepto esencial, por tanto, es distinguir entre contagiosidad y letalidad, dando escasa importancia al número de contagiados si estos cursan una enfermedad leve y, en cambio, fijando nuestra atención en el número de muertes. Además, el número de contagiados oficiales (IA) nunca ha sido un parámetro fiable ni representativo, pues no sólo depende del número de test realizados, sino que, como pudo comprobarse con los estudios serológicos realizados en España y en otros países, el número de personas que habrían estado expuestos al SARS-CoV-2 (muchos de ellos sin llegar a desarrollar la enfermedad, pues un asintomático, por definición, no está enfermo) era tres veces el número de contagiados “oficiales”. La infravaloración del número real de contagiados es aún mayor, puesto que los análisis serológicos sólo medían un anticuerpo o inmunoglobulina (IgG) y no medían otro anticuerpo esencial que se activa en la lucha de nuestro sistema inmunitario contra el coronavirus, el IgA2 , mayoritario en las mucosas, ni tampoco la respuesta de la inmunidad celular de las células T. Un estudio en Suecia, si bien con una muestra

La campaña de terror mediática ha trasladado a la población la idea de que estamos ante un virus peligrosísimo para todos, un virus casi con súper poderes, pero la realidad es bien distinta. ¿Cuál es la letalidad real del covid? Pues bien, el concepto más importante a recordar del covid es que no es una enfermedad sino dos: una, potencialmente grave para una minoría de población de riesgo, y otra, leve, leve, leve para la mayoría de la población. En el siguiente cuadro, realizado por el Ministerio de Sanidad de España (con erratas en la realización de simples cocientes que han sido corregidas en el cuadro que adjunto), pueden observar que la letalidad para mayores de 70 años es del 4,1%, es decir, que se recupera el 96% de las personas mayores que se contagian. En el rango de edad de 50 a 69, la letalidad del covid ya baja al 0,3% (se recupera el 99,7%); para la franja de 20 a 49, la letalidad es del 0,03% (sobrevive el 99,97%), y para menores de 20, la letalidad, si me lo permiten, es asintótica con el 0%.
THE ECONOMIST: LOS COVID ALIENS ENTRE NOSOTROS.
EL SARS COV 2 COVID 19 Y LA MUTACION D614G
Por qué COVID-19 mata a algunas personas y perdona a otras. Esto es lo que están descubriendo los científicos.
Por el personal de Live Science 19 de junio de 2020El virus SARS-CoV-2 invade las células humanas al unirse a los receptores ACE2 en la superficie de esas células.
El nuevo coronavirus que causa el COVID-19 parece afectar más a algunas personas que a otras, y algunas personas solo experimentan síntomas leves y otras son hospitalizadas y requieren ventilación. Aunque los científicos al principio pensaron que la edad era el factor dominante, y que los jóvenes evitaban los peores resultados, una nueva investigación ha revelado un conjunto de características que afectan la gravedad de la enfermedad. Estas influencias podrían explicar por qué un joven de 20 años perfectamente sano con la enfermedad se encuentra en una situación desesperada, mientras que un anciano de 70 años evita la necesidad de intervenciones críticas.
Se cree que las condiciones de salud subyacentes son un factor importante que influye en la gravedad de la enfermedad. De hecho, un estudio de más de 1.3 millones de casos de COVID-19 en los Estados Unidos, publicado el 15 de junio en la revista Morbidity and Mortality Weekly Report , encontró que las tasas de hospitalizaciones eran seis veces más altas y las tasas de muerte eran 12 veces más altas entre COVID- 19 pacientes con afecciones subyacentes, en comparación con pacientes sin afecciones subyacentes. Las afecciones subyacentes notificadas con más frecuencia fueron las enfermedades cardíacas, la diabetes y las enfermedades pulmonares crónicas.
En general, los factores de riesgo para los resultados de COVID-19 más graves incluyen:
Edad
Diabetes (tipo 1 y tipo 2)
Enfermedad cardíaca e hipertensión
Tabaquismo Tipo de sangre Obesidad Factores genéticos
Años
Aproximadamente 8 de cada 10 muertes asociadas con COVID-19 en los EE. UU. Se han producido en adultos de 65 años o más, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU . El riesgo de morir a causa de la infección y la probabilidad de requerir hospitalización o cuidados médicos intensivos aumentan significativamente con la edad. Por ejemplo, los adultos de 65 a 84 años representan aproximadamente del 4 al 11% de las muertes por COVID-19 en los EE. UU., Mientras que los adultos de 85 años o más representan del 10 al 27%.
La tendencia puede deberse, en parte, al hecho de que muchas personas mayores tienen afecciones médicas crónicas, como enfermedades cardíacas y diabetes , que pueden exacerbar los síntomas del COVID-19, según los CDC. La capacidad del sistema inmunológico para combatir los patógenos también disminuye con la edad, dejando a las personas mayores vulnerables a infecciones virales graves, informó Stat News .
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Diabetes
La diabetes mellitus, un grupo de enfermedades que resultan en niveles altos de azúcar en sangre dañinos, también parece estar relacionada con el riesgo de infecciones más graves por COVID-19.
La forma más común en los EE. UU. Es la diabetes tipo 2 , que ocurre cuando las células del cuerpo no responden a la hormona insulina. Como resultado, el azúcar que de otro modo pasaría del torrente sanguíneo a las células para ser utilizado como energía simplemente se acumula en el torrente sanguíneo. (Cuando el páncreas produce poca o ninguna insulina en primer lugar, la afección se llama diabetes tipo 1 ).
En una revisión de 13 estudios relevantes, los científicos encontraron que las personas con diabetes tenían casi 3,7 veces más probabilidades de tener un caso crítico de COVID-19 o de morir a causa de la enfermedad en comparación con los pacientes de COVID-19 sin ninguna condición de salud subyacente (incluida la diabetes, hipertensión, enfermedad cardíaca o enfermedad respiratoria), informaron en línea el 23 de abril en el Journal of Infection .
Aun así, los científicos no saben si la diabetes está aumentando directamente la gravedad o si otras afecciones de salud que parecen acompañar a la diabetes, incluidas las afecciones cardiovasculares y renales, son las culpables.
Eso encaja con lo que los investigadores han observado con otras infecciones y diabetes. Por ejemplo, la gripe y la neumonía son más comunes y más graves en las personas mayores con diabetes tipo 2, informaron los científicos en línea el 9 de abril en la revista Diabetes Research and Clinical Practice . En una búsqueda bibliográfica de estudios relevantes que analizan el vínculo entre el COVID-19 y la diabetes, los autores de ese artículo encontraron algunos mecanismos posibles para explicar por qué una persona con diabetes podría tener peores resultados cuando se infecta con COVID-19. Estos mecanismos incluyen: "Inflamación crónica, aumento de la actividad de la coagulación, deterioro de la respuesta inmune y posible daño pancreático directo por el SARS-CoV-2".
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Cada vez más investigaciones han demostrado que la progresión de la diabetes tipo 2 está ligada a cambios en el sistema inmunológico del cuerpo. Este vínculo también podría influir en los peores resultados en una persona con diabetes expuesta al SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19.
Ninguna investigación ha analizado este virus en particular y la respuesta inmune en pacientes con diabetes; sin embargo, en un estudio publicado en 2018 en el Journal of Diabetes Research , los científicos encontraron a través de una revisión de investigaciones anteriores que los pacientes con obesidad o diabetes mostraban sistemas inmunológicos fuera de control, con un deterioro de los glóbulos blancos llamado Natural Killer (NK ) células y células B, las cuales ayudan al cuerpo a combatir las infecciones. La investigación también mostró que estos pacientes tenían un aumento en la producción de moléculas inflamatorias llamadas citocinas. Cuando el sistema inmunológico secreta demasiadas citocinas, puede estallar una llamada "tormenta de citocinas" y dañar los órganos del cuerpo. Algunas investigaciones han sugerido que las tormentas de citocinas pueden ser responsables de causar complicaciones graves en personas con COVID-19,Live Science informó anteriormente . En general, la diabetes tipo 2 se ha relacionado con el deterioro del mismo sistema del cuerpo que ayuda a combatir infecciones como COVID-19 y podría explicar por qué una persona con diabetes tiene un alto riesgo de contraer una infección grave.
Sin embargo, no todas las personas con diabetes tipo 2 tienen el mismo riesgo: un estudio publicado el 1 de mayo en la revista Cell Metabolism encontró que las personas con diabetes que mantienen sus niveles de azúcar en sangre en un rango más estricto tenían muchas menos probabilidades de tener un curso grave de la enfermedad. que aquellos con más fluctuaciones en sus niveles de azúcar en sangre.
Las personas con diabetes tipo 1 (DT1) también tienen un riesgo elevado de resultados adversos, sugiere un pequeño estudio publicado en Diabetes Care . El estudio, coordinado por T1D Exchange , una organización de investigación sin fines de lucro centrada en terapias para personas con diabetes tipo 1, encontró que de 64 personas con síntomas de COVID-19 o similares a COVID-19, dos murieron. Casi 4 de cada 10 personas tuvieron que ser tratadas en un hospital. Y casi un tercio experimentó cetoacidosis diabética, una afección potencialmente mortal en la que el cuerpo experimenta una escasez de insulina y los niveles de azúcar en la sangre aumentan peligrosamente. El paciente promedio tenía alrededor de 21 años, lo que sugiere que los riesgos podrían ser potencialmente mayores para los grupos de mayor edad.
Enfermedad cardíaca e hipertensión
Las personas con afecciones que afectan el sistema cardiovascular , como enfermedades cardíacas e hipertensión, generalmente sufren peores complicaciones por COVID-19 que aquellas sin afecciones preexistentes, según la Asociación Estadounidense del Corazón . Dicho esto, las personas históricamente sanas también pueden sufrir daños cardíacos a causa de la infección viral.
La primera muerte por coronavirus reportada en los EE. UU., Por ejemplo, ocurrió cuando el virus de alguna manera dañó el músculo cardíaco de una mujer, lo que finalmente hizo que estallara, informó Live Science . La mujer de 57 años mantenía una buena salud y hacía ejercicio con regularidad antes de infectarse y, según los informes, tenía un corazón sano de "tamaño y peso normales". Un estudio de pacientes con COVID-19 en Wuhan, China, encontró que más de 1 de cada 5 pacientes desarrollaron daño cardíaco; algunos de los pacientes de la muestra tenían afecciones cardíacas existentes y otros no.
Al ver emerger estos patrones, los científicos desarrollaron varias teorías sobre por qué COVID-19 podría dañar tanto los corazones dañados como los sanos, según un informe de Live Science .
En un escenario, al atacar directamente los pulmones, el virus podría agotar el suministro de oxígeno del cuerpo hasta el punto de que el corazón deba trabajar más para bombear sangre oxigenada a través del cuerpo. El virus también podría atacar directamente al corazón, ya que el tejido cardíaco contiene la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2) , una molécula a la que el virus se conecta para infectar las células. En algunas personas, COVID-19 también puede iniciar una respuesta inmune exagerada conocida como tormenta de citocinas, en la que el cuerpo se inflama gravemente y el corazón podría sufrir daños como resultado.
De fumar
Las personas que fuman cigarrillos pueden ser propensas a infecciones graves por COVID-19, lo que significa que enfrentan un mayor riesgo de desarrollar neumonía , sufrir daños en los órganos y requerir apoyo respiratorio. Un estudio de más de 1.000 pacientes en China, publicado en el New England Journal of Medicine , ilustra esta tendencia: el 12,3% de los fumadores actuales incluidos en el estudio ingresaron en una UCI, fueron colocados en un ventilador o murieron, en comparación con el 4,7%. % de no fumadores.
El humo del cigarrillo podría hacer que el cuerpo sea vulnerable al coronavirus de varias maneras, según un informe reciente de Live Science . Al inicio, los fumadores pueden ser vulnerables a contraer infecciones virales porque la exposición al humo debilita el sistema inmunológico con el tiempo, daña los tejidos del tracto respiratorio y desencadena una inflamación crónica. El tabaquismo también está asociado con una multitud de afecciones médicas, como enfisema y aterosclerosis, que podrían exacerbar los síntomas del COVID-19 .
Un estudio reciente, publicado el 31 de marzo en la base de datos bioRxiv , propuso una explicación más especulativa de por qué el COVID-19 afecta más a los fumadores. La investigación preliminar aún no ha sido revisada por pares, pero las primeras interpretaciones de los datos sugieren que la exposición al humo aumenta la cantidad de receptores ACE2 en los pulmones, el receptor al que se conecta el SARS-CoV-2 para infectar las células.
Muchos de los receptores aparecen en las llamadas células caliciformes y club, que secretan un líquido parecido a un moco para proteger los tejidos respiratorios de patógenos, desechos y toxinas. Está bien establecido que estas células crecen en número cuanto más tiempo fuma una persona, pero los científicos no saben si el aumento posterior en los receptores ACE2 se traduce directamente en peores síntomas de COVID-19. Además, se desconoce si los niveles altos de ACE2 son relativamente exclusivos de los fumadores o comunes entre las personas con enfermedades pulmonares crónicas.
Obesidad
Varios estudios iniciales han sugerido un vínculo entre la obesidad y la enfermedad COVID-19 más grave en las personas. Un estudio, que analizó un grupo de pacientes con COVID-19 que eran menores de 60 años en la ciudad de Nueva York, encontró que aquellos que eran obesos tenían el doble de probabilidades que los individuos no obesos de ser hospitalizados y 1.8 veces más probabilidades de ser hospitalizados. ser admitido en cuidados intensivos.
"Esto tiene implicaciones importantes y prácticas" en un país como Estados Unidos, donde casi el 40% de los adultos son obesos, escribieron los autores en el estudio, que fue aceptado en la revista Clinical Infectious Diseases pero que aún no ha sido revisado por pares ni publicado. De manera similar, otro estudio preliminar que aún no ha sido revisado por pares encontró que los dos mayores factores de riesgo de ser hospitalizados por el coronavirus son la edad y la obesidad. Este estudio, publicado en medRxiv, analizó datos de miles de pacientes con COVID-19 en la ciudad de Nueva York, pero los estudios de otras ciudades del mundo encontraron resultados similares, según lo informado por The New York Times .
Un estudio preliminar de Shenzhen, China, que tampoco ha sido revisado por pares, encontró que los pacientes obesos con COVID-19 tenían más del doble de probabilidades de desarrollar neumonía grave en comparación con los pacientes que tenían un peso normal, según el informe publicado como una preimpresión en línea en la revista The Lancet Infectious Diseases . Aquellos que tenían sobrepeso, pero no obesos, tenían un 86% más de riesgo de desarrollar neumonía grave que las personas de peso "normal", informaron los autores. Otro estudio, aceptado en la revista Obesity y revisado por pares, encontró que casi la mitad de 124 pacientes con COVID-19 ingresados en una unidad de cuidados intensivos en Lille, Francia, eran obesos.
No está claro por qué la obesidad está relacionada con más hospitalizaciones y una enfermedad COVID-19 más grave, pero existen varias posibilidades, escribieron los autores en el estudio. En general, se considera que la obesidad es un factor de riesgo de infección grave. Por ejemplo, aquellos que son obesos tuvieron una enfermedad más prolongada y grave durante la epidemia de gripe porcina, escribieron los autores. Los pacientes obesos también pueden tener una capacidad pulmonar reducida o una mayor inflamación en el cuerpo. Una mayor cantidad de moléculas inflamatorias que circulan en el cuerpo puede provocar respuestas inmunitarias dañinas y provocar una enfermedad grave.
Tipo de sangre
El tipo de sangre parece ser un predictor de cuán susceptible es una persona a contraer el SARS-CoV-2, aunque los científicos no han encontrado un vínculo entre el tipo de sangre per se y la gravedad de la enfermedad.
Jiao Zhao, de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur, Shenzhen, y sus colegas observaron los tipos de sangre de 2.173 pacientes con COVID-19 en tres hospitales en Wuhan, China, así como los tipos de sangre de más de 23.000 individuos sin COVID-19 en Wuhan y Shenzhen. Descubrieron que las personas con tipos de sangre en el grupo A (A-positivo, A-negativo y AB-positivo, AB-negativo) tenían un mayor riesgo de contraer la enfermedad en comparación con los tipos que no pertenecían al grupo A. Las personas con grupos sanguíneos O (O-negativo y O-positivo) tenían un riesgo menor de contraer la infección en comparación con los grupos sanguíneos no O, escribieron los científicos en la base de datos preimpresa medRxiv el 27 de marzo; el estudio aún no ha sido revisado por pares en el campo.
En un estudio más reciente sobre el tipo de sangre y el COVID-19, publicado en línea el 11 de abril en medRxiv , los científicos analizaron a 1,559 personas a las que se les hizo la prueba del SARS-CoV-2 en el hospital presbiteriano de Nueva York; de ellos, 682 dieron positivo. Las personas con tipos de sangre A (A-positivo y A-negativo) tenían un 33% más de probabilidades de dar positivo en la prueba que otros tipos de sangre y los tipos de sangre O-negativo y O-positivo tenían menos probabilidades de dar positivo en la prueba que otros grupos sanguíneos. (Hay un 95% de probabilidad de que el aumento en el riesgo varíe entre un 7% y un 67% más de probabilidad). Aunque solo se incluyeron 68 personas con un tipo de sangre AB, los resultados mostraron que este grupo también tenía menos probabilidades que otros de dar positivo en la prueba de COVID. -19.
ONIDO
Los investigadores consideraron las asociaciones entre el tipo de sangre y los factores de riesgo de COVID-19, incluida la edad, el sexo, si una persona tenía sobrepeso y otras afecciones de salud subyacentes como diabetes mellitus, hipertensión, enfermedades pulmonares y enfermedades cardiovasculares. Algunos de estos factores están relacionados con el tipo de sangre, encontraron, con un vínculo entre la diabetes y los tipos de sangre B y A negativos, entre el estado de sobrepeso y los grupos sanguíneos O positivos, por ejemplo, entre otros. Cuando tuvieron
en cuenta estos vínculos, los investigadores aún encontraron una asociación entre el tipo de sangre y la susceptibilidad a COVID-19. Cuando los investigadores combinaron sus datos con la investigación de Zhao y sus colegas fuera de China, encontraron resultados similares, así como una caída significativa en los casos positivos de COVID-19 entre las personas del grupo sanguíneo B.
Se desconoce por qué el tipo de sangre puede aumentar o disminuir el riesgo de que una persona contraiga SARS-CoV-2. El tipo de sangre de una persona indica qué tipo de ciertos antígenos cubren las superficies de sus células sanguíneas; Estos antígenos producen ciertos anticuerpos para ayudar a combatir un patógeno. Investigaciones anteriores han sugerido que al menos en el coronavirus del SARS (SARS-CoV), los anticuerpos anti-A ayudaron a inhibir el virus; ese podría ser el mismo mecanismo con el SARS-CoV-2, ayudando a las personas del grupo sanguíneo O a mantener fuera el virus, según el equipo de Zhao.
Factores genéticos
Muchas afecciones médicas pueden empeorar los síntomas del COVID-19, pero ¿por qué las personas históricamente sanas a veces se enferman peligrosamente o mueren a causa del virus? Los científicos sospechan que ciertos factores genéticos pueden dejar a algunas personas especialmente susceptibles a la enfermedad, y muchos grupos de investigación apuntan a identificar exactamente dónde se encuentran esas vulnerabilidades en nuestro código genético.
En un escenario, los genes que instruyen a las células a construir receptores ACE2 pueden diferir entre las personas que contraen infecciones graves y aquellas que apenas desarrollan ningún síntoma, informó la revista Science . Alternativamente, las diferencias pueden residir en genes que ayudan a movilizar el sistema inmunológico contra patógenos invasores, según un informe reciente de Live Science .
Por ejemplo, un estudio publicado el 17 de abril en la revista Journal of Virology sugiere que combinaciones específicas de genes del antígeno leucocitario humano (HLA) , que entrenan a las células inmunitarias para reconocer gérmenes, pueden proteger contra el SARS-CoV-2, mientras que otras combinaciones abandonan el cuerpo. abierto al ataque. Sin embargo, los HLA representan solo un engranaje en la maquinaria de nuestro sistema inmunológico, por lo que su influencia relativa sobre la infección por COVID-19 sigue sin estar clara. Además, el estudio del Journal of Virology solo utilizó modelos informáticos para simular la actividad HLA contra el coronavirus; Se necesitarían datos clínicos y genéticos de pacientes con COVID-19 para desarrollar el papel de los HLA en las respuestas inmunitarias de la vida real.
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