sábado, 18 de marzo de 2023

 Roberto Díaz Herrera

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Columnistas
¿Qué ley militarizó a los médicos nuestros?
“¿Cómo puedo agregar algo? ¿Algún ministro o especialista médico panameño puede contradecir al doctor McCullough?”

29/07/2021 00:00
Tengo familiares y amigos médicos, los aprecio, estudian mucho. No obstante, parece que imitaran a la milicia prusiana de antes: “El superior siempre tiene la razón y usted se calla”. Con la censura de hoy, estamos a oscuras, tipo lo peor de la Edad Media. Y, como no sé ni pío de Medicina, presento a un científico calificado, quejándose vehementemente, como testigo ante el Senado de EUA.

Cito su versión:

“Soy el doctor Peter McCullough, internista, cardiólogo y profesor en la Universidad A&M de Texas. Participé de manera integral en búsquedas de respuestas clínicas ante el COVID-19. Les puedo decir que en mi campo soy médico académico, atiendo pacientes, pero nunca dejo la investigación. Soy editor de dos revistas científicas importantes. En mi disciplina soy la persona con más publicaciones en mi campo sobre corazón y riñones en el mundo. Cuando llegó el COVID lo vi como “el Super Bowl médico” para investigar y hacer aportes. Hubo médicos en hospitales dedicados solo a enfrentar el virus. Luego había doctores trabajando al margen de hospitales, y luego los detractores de la pandemia.

Mientras analizaba la literatura, también tenía pacientes cardíacos, renales o con problemas pulmonares, que me negué a dejarlos sin atención. Frente a muchos miles que enfrentaban el virus, no podía dejar de atender los dos grupos. En abril del 2020 ese fue mi caso. Y para ambos grupos yo contaba con fármacos efectivos. No hablo de medicinas “por etiquetas comerciales y publicitarias”. Una etiqueta en una cajita es solo publicidad, no documento científico.

En mayo de 2020 armé un equipo médico y para entonces el grupo que enfrentaba mayor problema estaba en Milán, Italia, y buena parte de ellos estaba en la red “Coracle” de investigación. Reunimos todo lo que podíamos sobre medicamentos eficaces disponibles y publicamos nuestros hallazgos en “The American Journal of Medicine”. El título era: “La base fisiopatológica y la necesidad del tratamiento temprano”. Y tenía dos premisas: “Hay dos terribles resultados del COVID, la hospitalización y la muerte”. La segunda premisa: “Si no hacemos algo útil antes de la hospitalización, nunca detendremos esto”, y, modestia aparte, soy el autor principal de ese estudio, pero se agregaron decenas de médicos de Italia, India, y nuestros, de UCLA y Emory, entre las mejores instituciones nuestras.

Puedo decir que para entonces había más de 50 000 artículos sobre COVID-19 “y ni uno solo, oigan, ni uno solo les decía a los médicos cómo tratarlo”. Cuando nuestro artículo se publicó en “The American Journal of Medicine”, vaya, ¡el mundo empezó a derribar mi puerta! Me dije “¡oh, Dios mío!, ¿qué hemos destapado?”. Nunca usé redes sociales, pero mi hija me exigió abrir una red mía en YouTube. Ella me enseñó y publiqué por esa vía cuatro diapositivas explicando el contenido de la investigación. Se volvió viral.

Y, ¿qué pasó? Como en una semana YouTube dijo: “Violaste los términos de la comunidad”. ¿Qué violé; de qué comunidad? Simplemente censura de voces de la ciencia. Fue entonces cuando el senador Johnson en Washington me llamó a atestiguar en el Senado y me convertí en su testigo médico principal. Testimonié ante ellos que había un bloqueo casi total de cualquier información científica de tratamiento temprano. Nuestra nación había sido silenciada sobre la atención temprana del COVID y quienes sabíamos orientar, BLOQUEADOS. Cero informaciones; prohibidas, como en era de Calígula. ¡Seguro así era en el planeta! Se puso en la mente de los pacientes: “OJO, EL COVID ES INTRATABLE”.

Yo tuve el virus, mi esposa igual y hasta mi padre, en un asilo de ancianos, igual. Y los tres sobrevivimos sin problemas, pero con tratamientos tempranos. ¿Qué han hecho hoy los que manejan este gran problema mundial? Te dicen “tienes COVID positivo, vete a casa”. ¿Les dan algún tratamiento? No. ¿Hay alguna oficina de recursos médicos a la cual llamar? No.

¡Ese es el estándar de atención, nada menos que en Estados Unidos, que tanto afamamos por sus altos niveles de la medicina! ¿Se informa algo sobre el número de pacientes infectados que se curan? No. Y son algo más del 80 por ciento; ¡Miren la cifra! Tenemos un 80 por ciento de Inmunidad colectiva SIN NINGUNA VACUNA. Y los que desarrollan COVID-19 y salen bien, ¡no necesitan vacuna alguna!; tienen inmunidad completa y duradera. Esa inmunidad no se puede superar con ninguna vacuna. ¿Cómo no pensar, con un cerebro promedio, que todo se trata de intereses y negociados?”, fin de cita.

¿Cómo puedo agregar algo? ¿Algún ministro o especialista médico panameño puede contradecir al doctor McCullough?

Abogado, coronel retirado.

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