EL CRÁNEO DE JERICÓ

EL CRÁNEO DE JERICÓ

Por Iván Oré Chávez 25.04.2020 @realbiopolitica

El cráneo de Jericó es el nombre con que le conoce a una de las siete osamentas proveniente del neolítico encontrada en  1953 en esta zona de Palestina conocida como Cisjordania. Está fechada entre el -8200 y el -7500 antes de Cristo y se encuentra actualmente custodiado en el British Museum o Museo Británico. En Jericó se encontraron nueve cráneos ordenados en tres filas de tres, con la cara orientada al oeste (donde  muere el sol) y ocho cráneos colocados en círculo mirando hacia el centro.

El motivo por el cual este cráneo pudo mantenerse en buena conservación hasta nuestros días es que se encontraba totalmente enyesado en su interior. Y esto a su vez responde a un rito funerario propio de esta época: primero extirpaban el cráneo de la persona fallecida, es decir, decapitaban al muerto, después se deshacían de los tejidos blandos hasta solo quedarse con la parte ósea, una vez con el cráneo se procedía a rellenarlo con tierra a través de un agujero que se horadaba en su parte posterior hasta dejarlo compacto, después con yeso se moldeaba exteriormente el rostro del difunto dándole forma a las orejas, pómulos y nariz, esta capa de yeso se engalanaba con capas de pinturas y por último las cavidades oculares se ornamentaban con dos cascaras de conchas marinas. 

Ya producido este “cráneo fúnebre” se le asignaba un lugar al lado de los demás cráneos ya enterrados con anterioridad, mientras que su cuerpo se inhumaba en el hogar familiar. Este es uno de los ritos funerarios más antiguos registrado en la historia del hombre.

Este hombre de la era neolítica murió siendo adulto con más de 40 años de edad y es probable que haya tenido una posición social de importancia junto a sus compañeros fúnebres. El motivo de la selección de los cadáveres para ser objetos de este rito es una hipótesis, como también el motivo de que exista una selección de cadáveres. La  curadora del Museo Británico, Alexandra Fletcher nos señala que: “Puede haber sido algo que estos individuos lograron en vida, lo que llevó a ser recordados después de su muerte… No podemos decir exactamente por qué su cráneo, o los otros que fueron enterrados a su lado, fueron elegidos para ser enyesados”. Estos cráneos encontrados en la misma sepultura tienen en común la falta de molares segundos y terceros lo que puede ser un rasgo hereditario

En base al cráneo se ha reconstruido el rostro de este habitante del neolítico. Para ello se ha usado una técnica llamada micro tomografía han usado tecnología de rayos X y un programa de imágenes en 3D, gracias a lo cual se pudo ver que se fracturo su nariz estando en vida, pues se nota la cicatrización de esta rotura. Pero lo más notorio es que su cabeza tenía está ligeramente alargada. Se dice que esto tuvo lugar en su infancia partiendo el supuesto de que no existen humanos con la cabeza alargada naturalmente.

Pero científicamente no veo motivo para conjeturar el hecho de que esta raza de hombres de cabeza larga no tenga por qué existir basándome en el hecho de que hoy día los hombres no tienen esa peculiar forma capital. Es equivalente a decir hace un siglo que no existen los hombres negros de ojos azules y de rasgos occidentales. Eso hasta que la biotecnología genética demostró que esta cepa si existía y las investigaciones posteriores nos demostraron que esta cepa fue “diluida” o absorbida por otra cepa neolítica venida posteriormente en busca de campos de cultivo que labrar.

No estoy diciendo que existan, pero tampoco que no existan. Pero si considero necesario colocar el dilema sobre la mesa. Conseguir una muestra útil de ADN de este espécimen sería difícil aunque no imposible, puesto que su edad es bastante remota por distanciarnos no siglos, sino milenios y el rastro de ADN estaría muy deteriorado en función de la tecnología de punta actual.

Pero en el caso que se lograra extraer su genoma se sabría más que el color de sus ojos y cabello. Pues su genoma podría compararse primeros con los otros 6 cráneos encontrados junto a él, que se encuentran en los museos de Jordania, Gran Bretaña y Canadá, después con el de otros individuos que también presenten cráneos alargados en otras partes del globo, en base a ello buscar si existe una secuencia genómica común en ambas muestras, que es justa la misma experiencia inductiva de ir de lo especifico a lo general, que es el mismo método por el cual se sabe el color de ojos y cabello de una persona en base a su genoma. Solo me queda desearle larga vida al científico osado que se decida a tomar acción bajo estos postulados.

Pero ¿Qué sabemos de estos antiguos habitantes? Sabemos que la temática del decapitado aparece en Göbekli Tepe, el primer templo de la humanidad datado entre 9000-7500 a.C. donde se han encontrado estatuilla humana de casi medio metro intencionalmente decapitadas, y también figurillas del portador de ofrendas, mucho más pequeño de unos 26 centímetros de altura, el cual sostiene una cabeza humana entre sus manos y un pilar con un bajorrelieve de un individuo itifálico (con el falo erecto) sin cabeza y con un brazo elevado, tal como muestra en la figura  publicada en el portal de National Geographic.

Podemos sustentarnos en la investigación que realiza Isabel Rubio de Miguel, del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, titulada “Rituales de cráneos y enterramiento en el Neolítico precerámico del Próximo Oriente”. Nos señala que el Neolítico precerámico B (PPNB) se divide en tres etapas Antiguo (8800/8600-8200 cal. BC), Medio (8200-7500 cal. BC) y Final (7500-7000/6900 cal. BC). Entonces inferimos que el cráneo objeto de nuestra nota pertenece al PPNB medio.

Ahora bien, el culto de los decapitados aparece recién a inicios del neolítico entre los 10,300 y 8800 antes de Cristo. El neolítico pre cerámico A PPNA se desarrolló entre el 8350/8250 a. C. y el 7150 a. C., los cráneos al inicios no se modelaban con yeso, tampoco se individualizaban pero se coloreaban con ocre, el color de la vida, para significar que no han muerto (ya hemos visto esto en varios videos de realbiopolítica sobre el enrosamiento por ocre). 

Es recién en el PPNB que aparece el modelado en yeso del cráneo para revestir las características peculiares de cada persona. Y de aquí data el cráneo de Jericó lugar donde también se ha encontrado un cráneo sin mandíbula, la cual ha sido reconstruida en yeso, mientras que a otro ejemplar se le pintado un bigote. (Recordemos nuestro video en realbiopolítica sobre la guerra externa Chimú y la peculiaridad de las estatuillas del corredor de la entronización). 

Es en el Neolítico Cerámico PPNC donde se abandona esta práctica funeraria, es de notar que en este entonces aparecen los artesanos y un mayor dinamismo de las rutas comerciales. Jericó es abandonado en el -VI milenio antes de Cristo, justo cuando termina el neolítico pre cerámico y es vuelta a ocupar en el -IV milenio antes de Cristo, más de un milenio desolado, ya para entonces este culto a los hombres de cabezas alargadas había desaparecido totalmente.

Ahora bien, los cráneos no responden a la totalidad de los habitantes, esto quiere decir que solo son los de una minoría, lo cual nos llena de interrogantes ¿Y si esos personajes con extrañas cabezas responden a una elite gobernante del neolítico? Si fueran una cepa humana desconocida hasta la fecha que logró cierto prestigio social durante la neolitización (PPNA) para obtener un efectivo poder político durante el auge de la revolución neolítica (PPNB) para luego desaparecer y sus ciudades ser despobladas por todo un milenio como para no dejar rastro de ello ¿Podrían originarse estas poblaciones en aquellas que dieron nacimiento a  Göbekli Tepe en el 9000 antes de Cristo?¿el despoblamiento de estas ciudades se debió a la extirpación de esta misteriosa cepa? ¿Existió esta cepa humana o el cráneo de Jericó solo es un personaje que trato de imitar patrones de moda de otro grupo humano que si desarrollaba esta forma craneal de un modo natural? A menos que se dé la investigación no lo sabremos, por mientras solo nos queda los conjeturados de la ciencia oficial bajo el supuesto de una obviedad convencionalmente aceptada.