miércoles, 15 de abril de 2020

LA REFUTATIO IMPERII DE VIZCARRA Y EL CLAMOR DE LOS OCLANTES.

LA REFUTATIO IMPERII DE VIZCARRA Y EL CLAMOR DE LOS OCLANTES.
Por Iván Oré @realbiopolitica 14.04.2020
Últimamente el inquilino precario de palacio ha emitido otro mensaje subliminal: "las elecciones se van a dar sí o sí, pero yo no voy a postular, yo cumplo mi palabra”. El mensaje del tiranuelo me recordaba a una práctica común del cual muchos dictadores de poca monta hacían uso y costumbre, lo cual tuvo su origen en la refutatio imperii que usaban los jefes militares durante el Imperio Romano para fingir un falso desapego al poder. La dinámica era muy sencilla: primer acto: un grupo de soldados  emocionalmente contagiosos hacia circular entre la soldadesca los atributos victorioso del líder candidato; segundo acto: el candidato al poder en un acto de falsa humildad y respeto a las instituciones expresa su agradecimiento por tal distinción, pero negaba dicha oferta creando en las masas la ilusión de desapego al poder; tercer acto: posteriormente surgía una circunstancia  imprevista, no  esperada por el aspirante que prácticamente le “forzaba” a aceptar detentar el título que le daba el poder. Tremendos vivarachos. Esto solo podía ser posible en un Estado socialmente sostenido por una oclocracia con exageradas ínfulas de superioridad. Por eso los llamo los “oclantes”, es decir las chusmerías que se creen tan especiales como titánidos atlantes sobreestimando sus propias y deficientes capacidades y virtudes para decidir sobre la cosa pública.
Claro que Vizcarra busca permanecer todo lo que pueda en el poder, y disfrutar de su ejercicio, eso es mucho más que evidente. Mientras este pueblo tan impoluto clamaba la reforma política pontificando contra la corrupción. Vizcarra el 10 de abril del 2019 presentaba al Congreso el proyecto de ley 4185-2018-PE con el titulito “LEY DE REFORMA CONSTITUCIONAL PARA PROMOVER LA GOBERNABILIDAD Y FORTALECER LA DEMOCRACIA”. Que impactante. Todo un demócrata. Tan demócrata y avezado que dicho proyecto consistía en busca agregar al Artículo 112° de la Constitución que prohíbe la reelección inmediata, un añadido en contra del pueblo y a favor suyo como propuesta de segundo párrafo: “No podrá ser elegido Presidente de la República, de manera inmediata, el ciudadano que bajo cualquier título hubiere ejercido la Presidencia. Esta prohibición no alcanza al Vicepresidente cuando ha ejercido por menos de cuatro meses, el último año del mandato". Es más que evidente que este proyecto tiene nombre propio y que su intención era usar el pretexto de la lucha anticorrupción para con su guardia pretoriana, fiscales y jueces carceleros presionar al Congreso para aprobar sin debatir y sin cuestionar la reforma política que incluía la perpetuación de Vizcarra en el poder. Y para disimularlo nos venían con el cuento de Chespirito “no fui yo, fue mi mano”. No fue el Presidente, fue su “Comisión de Alto Nivel de Reforma Política”. No fue el Presidente, fue el “Consejo multisectorial Comando contra el Covid19".

Ya se dio el primer acto con la prensa mermelera encumbrando a Vizcarra como el Salvador y el Protector del Perú, el segundo acto acaba de darse con esta declaración nada creíble del inquilino precario de palacio. Ahora falta el tercer acto, es decir el hecho imprevisto. Pero como no pudo reformar la Constitución parlamentariamente a su favor reeleccionista, lo más probable es que al más burdo estilo de Evo Morales busque al Tribunal Constitucional pro golpista para ello. Porque si estos magistrados en mayoría pudieron avalar mediante argumentos sin sentido completamente inconstitucionales algo tan evidente como el golpe de Estado (justo después de que el fiscal que dio luz verde para entregar medio millardo de soles a la Mafia Odebrecht, visitara a uno de los magistrados para “tomarle su declaración” por un inventado ilícito penal al que le vinculaba), tranquilamente pueden “interpretar” el artículo 112 de la Constitución que quiso des configurar Vizcarra. El tenor de esta norma constitucional dice exactamente: “El mandato presidencial es de cinco años, no hay reelección inmediata. Transcurrido otro período constitucional, como mínimo, el ex presidente puede volver a postular, sujeto a las mismas condiciones”; entonces ¿porque dice Vizcarra que no va a postular si ya se sobreentiende que está prohibido de esto por la Constitución? Es porque está fingiendo su desapego del poder, es un drama político donde el superhéroe de las muchedumbres muestra su “carencia de ambición”. Ahora falta mostrar a nuestro Gokú palaciego en su lucha contra el coronavirus, es decir el escenario de la coronavimaquia, donde logra vencer al monstruo y liberar a sus habitantes. Pero para eso necesita una especie de  energía concentrada que emana la gente siempre y cuando se mantengan encerrados en sus casas. De esta manera todos se sienten partícipes de la batalla con su líder conductor a la cabeza. Cuando esto pase la aclamación ya está hecha y lo demás, usar a sus satélites burocráticos para generar la norma inconstitucional, sea en el Congreso, o en el Jurado Nacional de Elecciones, figurando el Presidente interino como ausente de esta espontánea iniciativa, para después llevada la inesperada disputa al Tribunal Constitucional, este colegiado permita su candidatura, lo cual da lugar a su mágica elección; al final se vuelve un simple trámite del cual se encarga “la maquinaria” del papel-aguanta-todo.

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